Reflexión 31 de Marzo

Buenos días.
Jesús muere en la cruz, duodécima estación del santo Vía Crucis.
Estamos muy acostumbrados a ver al Señor Jesucristo pendiendo de la Cruz; es algo muy familiar tener el Crucifijo en cualquier pared de la casa, incluso en tamaño pequeño yendo con nosotros en el propio bolsillo, lo cual puede hacer que la sensibilidad frente a este Señor Crucificado no sea de un sentimiento muy sensible, sino más bien un conocimiento y sentimiento intelectual.
Dada la condición humana tampoco vamos a hacer ningún drama porque nuestros sentimientos pasen, quizás en exceso, por el intelecto y allí se queden, pero ahí está el esfuerzo personal de entrar en el acontecimiento mismo para poder descubrir nuevas facetas, nuevos matices, que susciten los sentimientos que tuvo el mismo Señor en la Cruz.
Por ejemplo, cualquiera de las Siete Palabras que pronunció en la Cruz; entender en medio del drama que estaba viviendo aquello de: ‘Perdónales porque no saben lo que hacen’. Cómo es posible, nos preguntamos, que después de todo lo acontecido, todas las barbaridades que le han hecho, todo el sufrimiento real que le han procurado, todavía pida el perdón para aquellos verdugos que, de una u otra forma, hicieron tal barbarie.
O la última palabra: ‘Padre en tus manos encomiendo mis Espíritu’, después de haber asegurado: ‘Todo está cumplido’, lo cual nos está enseñando que esta vida es demasiado transitoria, que en ella todo y todos llegamos a su fin, y que si no sabemos prepararnos no responderemos con la altura que se espera y además se necesita, pues ya alguna vez dije que ”se muere como se ha vivido y se continua viviendo (en el camino de la eternidad) como se ha muerto”, por ello, mejor será vivir y trabajar como para poder imitar al Señor Jesucristo y estar en condiciones de decir con Él al Padre: ‘todo está cumplido’, y ya sí, poder encomendar a sus manos el propio espíritu.
Sólo si somos capaces de amar la propia muerte, la sabremos cuidar haciendo una vida cristiana sería en continuo camino de conversión y de amor de Dios.
Al Sagrado Corazón de Jesús, hoy viernes de dolores, que se le llamaba antiguamente, reza por todas las necesidades de los Hermanos que aquí llegamos a encontrarnos en la Virgen Santísima, hoy en sus Siete Dolores. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es