Reflexión 9 de Marzo

Buenos días.
Vivimos en esta realidad terrenal que llamamos ‘vivir en el mundo’, razón por la que tenemos que ocuparnos de todas las cosas que lo forman, así como trabajar porque todas discurran de la mejor forma posible.
En el ambiente cuaresmal, teniendo claro los objetivos que nos marca, podremos plantear algo que resulta un tanto difícil: mantener el equilibrio entre lo que es el afán por las cosas que conforman este mundo, a la vez que el ‘desapego de lo temporal’ que necesita la persona para vivir libre.
Ha de reconocerse que en la persona hay una inclinación natural a todo lo que constituye su patrimonio: intelectual, cultural y material, lo que es lógico, pero a la vez se debería tener presente que particularmente todo lo que constituye ese patrimonio material no va a ir más allá de lo que dure esta jornada terrenal, ya que corresponde exclusivamente a lo que se puede denominar aspecto temporal de la vida de la persona.
De todo esto se ha de deducir que bien está disponer de los bienes temporales para ir construyendo una sociedad en paz, justicia y amor, pero nunca estos bienes temporales pueden ser el fin de la vida humana, porque, sencillamente, aquí se quedan cuando la persona acaba su peregrinar por este mundo.
Por lo cual es muy aconsejable, diría más, es muy necesario, no dejarse apegar a lo que podemos llamar ‘lo temporal’, sin necesidad, creo, de relacionar aquí las cosas que pertenecen a este concepto.
Será una parte de la ascesis cuaresmal la de examinar la propia vida y lo apegada que está a todo aquello que se quedará aquí cuando haya que hacer el tránsito de esta vida a la otra.
Creo que merece la pena hacer esta reflexión y plantear seriamente el desapego personal a todo lo temporal, que supondrá seguir viviendo con el mismo compromiso por el bien y la justicia, con todos los medios al alcance, pero con la conciencia y la disposición de que, por ejemplo, el coche que ahora se emplea, aquí se quedará y poco merece tenerlo como un trofeo más que como un elemento útil que se necesita y se emplea para lo que es necesario, y nada más.
Como cada jueves te pido reces a Jesús Sacramentado en favor de las intenciones y necesidades de todos los Hermanos, que aquí volvemos a encontrarnos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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