Reflexión 27 de Febrero

Buenos días 
No hace mucho me preguntaron; ¿Por qué nos cuesta tanto acercarnos a la CONFESIÓN?
Es una cuestión que no sólo lo vemos a nuestro alrededor, sino que además lo experimentamos en primera persona: CUESTA CONFESARSE.
Hay PREJUICIOS muy repetidos, como por ejemplo: "No voy a ir a contar mis intimidades a un hombre que es como yo o peor". Estos PREJUICIOS lo único que traslucen son tres cosas.
1. Falta de CONOCIMIENTO real de lo que es el SACRAMENTO de la CONFESIÓN.
2. DESCONOCIMIENTO del papel que tiene el Sacerdote en la ADMINISTRACIÓN del Sacramento.
3. El Sagrado Deber del Sacerdote de GUARDAR SECRETO de lo que escucha en Confesión.
El Profeta Isaias 1,18 nos exhorta con palabras del Padre Dios: "Venid..., dice el Señor. Aunque VUESTROS  PECADOS sean como escarlata, quedarán blancos como nieve; aunque sean rojos como la púrpura, quedarán como lana".
Y el Señor Jesucristo ORDENA a sus apóstoles, según nos dice el Evangelio de San Juan 20,21-23: "Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como ME ENVIÓ el Padre, así también OS ENVÍO YO.
Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: RECIBID el ESPÍRITU SANTO. A quienes les PERDONÉIS los PECADOS, les serán PERDONADOS; y a quienes se los RETENGÁIS, les serán  RETENIDOS".
Aquí tenéis dos textos de la Biblia que, a modo de ejemplo, AVALAN el Sacramento de la CONFESIÓN como un hecho que es de Derecho Divino, y no un "capricho", ni de la Iglesia ni de los curas, sino una EXPRESIÓN del AMOR y de la MISERICORDIA de Dios.
Cuando una persona comete un PECADO, cuya repercusión en la Comunidad Cristiana, y más concretamente en una o varias personas, no basta arrepentirse consigo mismo, ha de RECONOCER  su Pecado y mostrar su ARREPENTIMIENTO públicamente, a través del Ministro del Señor que es el Sacerfote.
Os invito a la REFLEXIÓN.
Necesitamos AMAR los Dones de Dios, que son de una forma preferemcial, los SACRAMENTOS.
En este caso hemos de AMAR la CONFESIÓN.
Como si ahora somos capaces de AMAR la ORACIÓN por los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía, como cada día, podremos ver la GLORIA DE DIOS en nuestras propias necesidades, auxiliadas por las oraciones del resto de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón 
MATER CHRISTI