
Comenzó sus
estudios en Vigevano y los terminó en la Universidad de Bolonia. Empezó a
dedicarse a la enseñanza, pero muy pronto fue elegido prior. Comenzó a hacerse
famoso por su claridad en la predicación y su vida ejemplar. Fue nombrado
Inquisidor y se convirtió en el hombre de más confianza del Papa. En 1555 el
Santo Padre le nombró obispo de Sutri y Nepi y posteriormente le nombraron
cardenal.
Muerto el Papa Pío
IV, se reunieron los cardenales para nombrar un sucesor. Era una elección
difícil, se necesitaba un hombre santo e inteligente porque la Iglesia
precisaba una reforma intensa que había propuesto el Concilio de Trento y aún
no se había puesto en marcha. Bajo los consejos de San Carlos Borromeo fue
elegido por todos los cardenales el dominico y tomó el nombre de Pío V.
Inmediatamente puso
en marcha la reforma de la Iglesia:más simplicidad en las ceremonias papales,
mejor formación para los sacerdotes con la fundación de seminarios, instrucción
para el pueblo fiel por medio de un nuevo catecismo, reforma de las
celebraciones para lo cual mandó editar el Misal, evangelización del Nuevo
Mundo con el envío de misioneros.
Las gentes
comentaban admiradas "Este sí que era el Papa que la gente
necesitaba"
Tenía tres devociones
preferidas: La Eucaristía, celebraba la Misa con gran fervor y pasaba largos
ratos de rodillas ante el Santísimo. El Rosario, que recomendaba a todos los
que podía. Y la Santísima Virgen, por la cual sentía una gran devoción y mucha
confianza y de quien obtuvo maravillosos favores.
Pío V con la
energía y el valor que le caracterizaban, impulsó y buscó insistentemente la
ayuda de los jefes más importantes de Europa. Por su cuenta organizó una armada
con barcos de guerra y consiguió que Felipe II, Rey de España colaborara con
sus naves de combate. Así organizó una gran flota para ir a detener a los
turcos que venían a tratar de destruir la religión de Cristo. Y con su
bendición los envió a combatir en defensa de la religión.
Puso como condición
para obtener de Dios la victoria, que todos los combatientes debieran ir
confesados y habiendo comulgado. Mientras ellos iban a combatir en el mar, el
Papa y las gentes piadosas de Roma recorrían las calles descalzos, rezando el
rosario para pedir la victoria.
El ejército del
Papa estaba dirigido por D. Juan de Austria. Los católicos eran muy inferiores
en número a los mahometanos. Los dos ejércitos se encontraron en el golfo de
Lepanto, cerca de Grecia.
El Papa Pío V oraba
por largos ratos con los brazos en cruz, pidiendo a Dios la victoria de los
cristianos. Los jefes de la armada católica hicieron que sus soldados rezasen
el rosario antes de empezar la batalla. Era el 7 de octubre de 1571 a mediodía.
Todos combatían con admirable valor, pero el viento soplaba en dirección
contraria a las naves católicas que debían emplear muchas fuerzas remando. De
repente, misteriosamente, el viento cambió de dirección y los católicos
soltando los remos se lanzaron todos al ataque. Atacaron la embarcación
capitana de los mahometanos, le dieron muerte a su capitán y el resto
retrocedió espantados.
En aquel tiempo las
noticias tardaban mucho en llegar y Lepanto quedaba muy lejos de Roma, pero Pío
V que estaba tratando asuntos con unos cardenales, de pronto, se asomó a la
ventana y les dijo emocionado: "Dediquémonos a darle gracias a Dios y a la
Virgen Santísima porque hemos conseguido la victoria" Varios días después
llegó la noticia del enorme triunfo. El Papa en acción de gracias mandó que
cada año se celebre el 7 de octubre la fiesta de Nuestra Señora del Rosario.
En sus últimos años
soportó con admirable serenidad los sufrimientos que le producía una
enfermedad, que le llevó a la muerte el 1 de mayo de 1572.
Fue canonizado el
22 de mayo de 1712 por el Papa Clemente XI.