La Divina Misericordia

  El mensaje de Misericordia de Jesucristo al mundo actual aumenta la alegría de saberse amado por Dios.
  Al descubrir que es amado por el Creador, nace y crece en la persona la virtud de la esperanza.
  Virtud significa fuerza. La esperanza es una fuerza que nos va dando Dios nuestro Señor, al meditar su Pasión, porque descubrimos poco a poco más intensamente el amor que Él tiene hacia cada uno de nosotros.
  Una cosa es saber que Dios nos ama-todos los cristianos sabemos que nos ama- y otra es sentirse amado, o mejor dicho, sabernos amados por Él.
  Por la meditación de la Pasión, descubrimos el amor de Dios Padre que entrega a su Hijo. Es un gran medio para valorar el hecho de ser hijos suyos. 

  Descubrimos el amor de Dios Hijo, al verle sufrir. Descubrimos el Amor entre Dios Padre y Dios Hijo, que se vuelca en nosotros, es decir, el Espíritu Santo.
  Jesucristo crucificado, sin palabras, nos dice: "Lo único que os recomiendo es que al verme colgado en la cruz penséis cuánto os he querido. ¡ Amadme!"



  Por eso, la meditación de la Pasión es nuestra esperanza y nuestra fortaleza.
  En el Mensaje de Misericordia confiado a Santa Faustina Kowalska, el mismo Cristo nos habla de lo conveniente que es meditar en su Pasión a las tres de la tarde. Así se recoge en el Diario de esta santa.
   1320.- A las tres, ruega por Mi misericordia, en especial, para los pecadores y aunque solo sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en Mi abandono en el momento de Mi agonía. Esta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en Mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los misterios de Mi Pasión...
  1572.- Te recuerdo, hija Mía, que cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pidas para ti y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia. Hija Mía, en esa hora procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan los deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante. Exijo el culto a Mi misericordia de cada criatura, pero primero de ti, ya que a ti te he dado a conocer este misterio de modo más profundo.
  Procuremos en estos días comenzar el hábito de reflexionar sobre la Pasión de Jesucristo a las tres de la tarde para seguir su consejo.