Reflexión 5 de Junio

Buenos días.
En semanas pasadas hemos ido viendo las Obras de Misericordia, sin habernos detenido en la que pertenece a las ‘Espirituales’: Perdonar las injurias.
El tema del perdón es una cuestión recurrente en la vida cristiana, comenzando por el perdón que Dios concede al hombre siempre y en toda ocasión, con el simple gesto de arrepentimiento que se abre a la Gracia, pero está la otra parte, la disposición de la persona a perdonar.
Nadie puede negar que perdonar, perdonar, perdonar…, no es cosa fácil, pues una cosa es expresar con la palabra y otra es sentir con el corazón.
Y perdonar…, según qué cosas, porque no es lo mismo perdonar una palabra, un gesto, una acción que no parece tenga mayor transcendencia, que perdonar una injuria que puede llegar a tener un alcance grande y hasta más allá de la persona.
Porque la injuria es una acción o palabra que lesiona hasta la dignidad de la persona, es un agravio que de palabra o de obra va incluso contra la razón y la justicia.
Necesitaremos reflexionar en la siempre doble dirección, ser uno mismo causa de injuriar al otro o ser receptor de la injuria del semejante. Tanto en un caso como en otro se ha de tener claro cómo se debe actuar llegada la situación.
Ya te pido que reces hoy a Dios Padre, para que venga en Amor y Misericordia para todas las necesidades de los Hermanos aquí reunidos en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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