Reflexión 4 de Junio

Buenos días en la Solemnidad de la Santísima Trinidad.
La Iglesia Santa nos pone ante el Misterio más grande de la Fe Católica, para poder Celebrar la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Cuando en nuestras conversaciones o escritos decimos ‘Dios’, estamos expresando la Verdad que profesamos que es la Trinidad Santísima. Distinto es hablar o decir ‘Dios Padre’, ‘Dios Hijo’ o ‘Dios Espíritu Santo’.
Hoy hemos de dedicar nuestro tiempo de Oración, y si se pudiera algo más del habitual, a reflexionar sobre la relación personal que tengo con la Santísima Trinidad. Esto es, la relación con cada una de las Tres Divinas Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, de forma individual, así como también con las tres unidas que son la Santísima Trinidad.
Hoy es un día de profunda Adoración, de continua Alabanza y de total Acción de Gracias.
Estas tres actitudes del corazón las podemos hacer patentes diciendo repetida y pausadamente, con gran recogimiento e intensidad: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
El alma serenamente se irá llenando de PAZ y encontrará la Luz que necesite.
Pidamos a la Santísima Trinidad en su Solemnidad, que atienda todas las necesidades de cada uno de los que aquí nos encontramos en la Virgen María, que es Hija de Dios Padre, Esposa de Dios Espíritu Santo y Madre de Dios Hijo. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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