Reflexión 4 de Abril

Buenos días en este Martes Santo.
Mientras avanzamos hacia el encuentro con el Señor en la Última Cena, vemos cómo entre los jefes judíos va consolidándose la idea de acabar con el Señor Jesucristo.
Resulta llamativo observar la actuación de la maldad en las personas, el demonio urdiendo su trama para acabar con todo rastro de Luz y de Paz, que es lo que transmitió el Maestro.
El Señor en Getsemaní les advertirá a los tres apóstoles que se llevó con Él a ese momento intenso de su vida: “Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil” (Mt 20,41).
Pero vemos, ya en primera persona, que seguimos sin atender al Señor en sus consejos evangélicos. Parece que eso de ‘velar’ es algo demasiado costoso, y así el demonio sabe distraer a la persona, debilitarla en su espíritu y en su voluntad, para acabar haciéndola sucumbir como ocurrió con Judas, que no supo ni darse cuenta ni medir el alcance de la trama en la que cayó, después de ir acariciando la idea de verse beneficiado una vez el Maestro fracasara, como él veía venir y sus seductores le hicieron entender.
No veló, no vigiló sus pensamientos, ni sus deseos, no se dio cuenta de las consecuencias de sus flirteos con el poder religioso, que le llevaron a la catástrofe de su existencia.
He aquí la lección de hoy: Velar y orar para no caer en la tentación.
Pero ahora, ora por favor tú, en favor de las necesidades de los Hermanos que aquí juntos caminamos al encuentro con el Señor en el día memorable de su Pascua, de la mano de María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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