Reflexión 14 de Abril

Buenos días en el Viernes de Pascua.
Bueno es anotar que caminamos al Domingo de la Misericordia, que estableció el Papa San Juan Pablo II siguiendo el deseo del Señor Jesús, que se celebrara este día en el II Domingo de Pascua.
Desde el Viernes Santo se viene haciendo la Novena de la Divina Misericordia, para preparar la Celebración de esta Fiesta de la Divina Misericordia.
La Novena es muy bonita y sugerente, pues no en vano se la dictó el propio Señor Jesucristo a Santa Faustina Kowalska. Ella lo cuenta en su diario 1209, cuando el Señor, después de darla las explicaciones de cómo será la Novena, la dice: “Cada día pedirás a Mi Padre las gracias para estas almas por Mi amarga Pasión. Contesté: Jesús, no sé cómo hacer esta novena y qué almas introducir primero en Tu muy misericordioso Corazón.  Y Jesús me contestó que me diría, día por día, qué almas debía introducir en Su Corazón”.
Fijaros lo que pide el Señor en este día octavo de la novena: “Hoy, tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y sumérgelas en el abismo de Mi misericordia. Que los torrentes de mi sangre refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por Mí. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a Mi justicia.
Está en tu poder llevarles alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de Mi Iglesia y ofrécelas en su nombre... ¡Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con Mi justicia!”
Vayamos, pues, en el gozo de la Resurrección del Señor, a llevar a todas las personas el Anuncio del Reino, mostrándoles su Misericordia que no tiene límites para aquellos que se abren al Amor del Señor.
Mira como expresión de lo expuesto lo que le dice el Señor a Santa Faustina: "Aun si un alma estuviese en descomposición como un cadáver y humanamente sin ninguna posibilidad de resurrección y todo estuviera perdido, no sería así para Dios: un milagro de la Divina Misericordia resucitaría esta alma en toda su plenitud. ¡Infelices los que no aprovechan de este milagro de la Misericordia Divina! ¡Lo invocaran en vano, cuando sea demasiado tarde!." (Diario 1448).
Al Señor Resucitado vuelvo a pedirte hoy que le reces en favor de todos los Hermanos, que aquí nos encontramos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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