Reflexión 25 de Abril

Buenos días.
La Iglesia celebra hoy la Fiesta de San Marcos evangelista, autor de segundo evangelio y discípulo de San Pedro.
La primera lectura de la Misa de esta celebración, que es de la 1ª carta de San Pedro, 5, 5b-14, comienza diciendo: “Tened sentimientos de humildad unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes”; una llamada rotunda a la humildad porque si no se vive en ella es porque la soberbia prima, en cuyo caso ‘Dios resiste a los soberbios’.
En esta perícopa se encuentra ese texto que es una gran enseñanza y advertencia de San Pedro, dice: “Sed sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe”, para evitar ser víctimas de sus seducciones y maldades que solo buscan nuestra condenación.
Podríamos comentar palabra a palabra, frase a frase de este texto, que resultaría demasiado amplio para este espacio, pero digamos que la primera advertencia del Apóstol es una llamada a la sobriedad: ‘sed sobrios’, lo que supone un comportamiento que no deje puerta abierta al enemigo por la moderación, por el temple y por otras actitudes que no sean superfluas o banales.
A la sobriedad une ‘estar alerta’, que no es otra cosa que el consejo evangélico que el Señor repitió con insistencia: “velad, velad y orad”, y que San Pedro afirma que ‘vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar’; no habla de tentar o de seducir, sino de ‘devorar’, destruir, aniquilar, al hijo de Dios, por la simple razón de que si odia a Dios nos odiará a sus hijos, creados a imagen y semejanza de Él.
Ahora, bien, el Apóstol Pedro muestra el camino, la solución: ‘Resistidle firmes en la fe’.
Este texto bíblico es un medio precioso para examinar la propia vida y ver cómo se tienen asentados los cimientos para el combate espiritual, que ha de garantizar su éxito en el cumplimiento de la voluntad de Dios, algo que al demonio, tu enemigo, no le interesa que en ella vivas.
Reza ya a la Santísima Virgen María, para que venga en ayuda de todas las necesidades de los Hermanos que nos encontramos aquí cada día. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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