Reflexión 3 de Octubre

Buenos días
El Padre Raúl Plus, jesuita, escribió en su muy abundante bibliografía: "Ver uno sus tinieblas es poseer una gran luz".
Ciertamente se necesita tener LUZ para poder ver y examinar la propia realidad interior.
Es curioso comprobar la veracidad de aquel Consejo Evangélico que el Señor Jesucristo nos da: "¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?" (Lc 6, 41-42; Mt 7, 3-5).
Las personas viven muy condicionadas por muchas cosas: situaciones personales, circunstancias de diverso tipo, intereses, y un largo etcétera que se puede añadir.
Estas situaciones pueden llevar a una falta de objetividad, que no permita ver la realidad de una forma transparente, tal cual es.
A partir de aquí, puede ocurrir cualquier cosa en la forma de pensar, de sentir, de decidir y de actuar.
Indudablemente la LUZ más auténtica y más conveniente para la persona es la LUZ del ESPÍRITU SANTO, que se ha de invocar y acoger con la pobreza y la humildad con las que el hombre se ha de poner siempre ante DIOS.
Cuando la persona adquiere el hábito de invocar al ESPÍRITU SANTO cada día, llegará un momento que de la forma más natural acudirá en busca de su LUZ y de sus demás DONES; y lo hará con absoluta naturalidad y en los momentos de la necesidad.
Este hábito que propongo adquirir puede ser desde una simple Jaculatoria, p.ej. "Ven Espíritu Santo", hasta cualquiera de las oraciones o himnos que hay en el tesoro espiritual de la Iglesia.
"Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu Amor. Envía tu Espíritu y todo será creado. Y renovarás la faz de la tierra".
El Señor Jesucristo nos prometió que pediría al Padre que nos enviara el Espíritu Santo, para que nos lo enseñe todo y nos vaya recordando lo que Él nos ha dicho. (Jn 14).
¿Cuánta presencia del ESPÍRITU SANTO dejamos que haya en nuestra vida?
Con su fortaleza afrontamos el nuevo día y rezamos con FE Y ESPERANZA por todas las necesidades de los Hermanos que nos unimos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN. 
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI 
Madrid - España
www.materchristi.es