Reflexión 26 de Mayo

Buenos días.
Sigamos la reflexión de la Secuencia del Espíritu Santo.
La segunda estrofa dice:
“Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos”.
Volvemos a gritar ’VEN’, sin olvidar que este grito es de quien desea, anhela, necesita la presencia, en este caso del Divino Espíritu, al que lo definimos como ‘dulce huésped del alma’. Esta invocación es muy expresiva ya que efectivamente el Espíritu Santo es un huésped en tanto que no fuerza, ni violenta la libertad de la persona, y es dulce porque todas sus manifestaciones son serenas, sencillas y diría que humildes, es cierto que el Santo Espíritu es firme y seguro, pero siempre en la suavidad propia de su AMOR que es la misma Caridad.
Se dice seguidamente: ‘descanso de nuestro esfuerzo’, recordando y comprendiendo las palabras del Señor Jesús cuando dijo: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré” (Mt 11,28).
Y también: ‘tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego’, cuando el camino de la vida se hace costoso y hasta duro, pero que hay que continuarlo, cueste lo que cueste, sin romper su ritmo.
Finalmente encontramos otros dos consuelos del Espíritu Santo en el alma, durante su peregrinar terrenal: ‘gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos’.
Al Espíritu Santo se le llama también el Espíritu Consolador, encontrando en la Biblia muchas referencias en este sentido, veamos por ejemplo: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados”, ¿por quién? sino por el Espíritu Consolador. Y en otros muchos textos más de los diferentes libros bíblicos, resaltando la promesa del envío del Espíritu Santo, el Espíritu Consolador, del Señor Jesús en San Juan, los capítulos de la última cena, 13 al 17 a.i.
Esta secuencia es una muy buena guía para la oración personal y se puede rezar y meditar en la clave de la propia persona y en favor de otras personas, si al rezar y pedir se tiene en cuenta esa otra persona por la que se quiere interceder al Divino Espíritu.
Reza ahora ya al Sagrado Corazón de Jesús en favor de las necesidades de los Hermanos, que aquí nos encontramos en su Madre Amantísima. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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