Reflexión 27 de Febrero

Buenos días 
Veamos hoy el CONSEJO desde la perspectiva de ser uno el que lo tiene que dar.
Una cosa es dar una OPINIÓN y otra muy diferente es dar un CONSEJO.
La Opinión es algo más sencillo e incluso se puede dar sin que te la pidan, según la confianza que se tenga o la necesidad que se vea.
En cambio el Consejo no se debe emitir si no te lo piden expresamente, pues en puridad la Opinión no vincula pero el Consejo sí debe tenerlo muy en cuenta, tanto el que lo pide como el que lo da.
Cuando se pide un Consejo es porque normalmente la persona se encuentra en una situación especial, si no es hasta en una encrucijada.
De aquí que la persona llamada a dar un Consejo se lo tome muy en serio, porque teniendo en cuenta el Consejo, la persona va a tomar una decisión de la que pueden depender muchas cosas en el futuro.
Ya hemos indicado alguna vez que se suele vivir un tanto superficial y frívolamente, lo que hace que no se den la importancia que tienen muchas de las actitudes, pensamientos, sentimientos que se mantienen, más allá de lo que realmente cuenta en la vida personal y en cada etapa o momento de esa vida.
Creo que como se puede ver, el tema del CONSEJO bien merece pensar y reflexionar para ver su trascendencia.
Faltaría plantear lo que es el DON DE CONSEJO, como Don que es del ESPÍRITU SANTO, de una gran importancia en la vida de la Comunidad Cristiana, pero que hoy ya no cabe.
Recemos ya por todas las necesidades de los Hermanos de esta Casa de la Madre y Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
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