Buenos días en el Día del Señor.
La Santa Iglesia nos presenta en este segundo domingo de Adviento la figura de Juan el Bautista, mostrándonos la llamada que él hacía a los judíos: “Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos”.
Esto que aconteció hace dos mil años a nosotros nos parece un mensaje caduco y pasado, no reparando que muchos están en la misma actitud de aquellos judíos.
Y agrega el Bautista: “Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga”.
He aquí el resumen de nuestra historia: ‘bautizados con Espíritu Santo y fuego’, ¿seremos trigo o paja? Y de ahí dependerá nuestro destino de eternidad.
Y hoy la Iglesia reza diciendo: “Señor todopoderoso, rico en misericordia, cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo, no permitas que lo impidan los afanes de este mundo; guíanos hasta él con sabiduría divina para que podamos participar plenamente de su vida.
Por nuestro Señor Jesucristo”.
Efectivamente, cuántas veces ‘los afanes de este mundo’ nos impiden llegar a vivir según la santa Ley de Dios y todos los preceptos y consejos que se desprenden de ella.
Parece que bien merece la pena ser conscientes del momento en el que estamos y responder a sus expectativas y exigencias.
Como cada día te pido que reces al Señor Jesús Resucitado en favor de todas las necesidades espirituales y materiales de los Hermanos, que hoy volvemos a encontrarnos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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