Reflexión 29 de Abril

Buenos días 
Reconocer los méritos y virtudes de los otros es una cosa muy positiva.
Es una buena práctica, porque no sólo se pone de manifiesto los valores personales de las otras personas, sino que se contribuye a que se conozcan y reconozcan por parte de todos.
No olvidemos que el TESTIMONIO de vida es siempre algo positivo resaltar, cuando hay razones objetivas para hacerlo.
Pero lo que ya resulta algo negativo, es cuando se pasa del reconocimiento real y sencillo a la ADULACIÓN, pues dice poco del ADULADOR y en cambio causa daño, antes o después, al ADULADO.
Decía la Duquesa de Abrantes, escritora francesa del siglo XIX, que "La ADULACIÓN es una moneda que EMPOBRECE al que la recibe".
Pero lo triste es que no se suele entender así, pues generalmente gusta que le digan a uno las cosas agradables.
En resumen, tendríamos que considerar si nos encontramos en alguna de las dos caras de esta moneda: en la de ADULADOR o en la sentirse bien con la de ser ADULADO.
No parece que sea ninguna de las dos ni buena ni conveniente, pero será un buen EXAMEN DE CONCIENCIA en que pueda aclarar si existe algo en este sentido, en cuyo caso bien conviene trabajar con diligencia por corregir cualquiera de las dos tendencias apuntadas, por ser ambas verdaderamente nocivas.
Decirte lo importante que es tu ORACIÓN por las necesidades de los Hermanos, en la correspondencia que se establece y que te alcanza a ti también, no es adularte, sino participar en una necesidad de los que cada día nos UNIMOS en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
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