Reflexión 3 de Mayo

Buenos días.
Invocamos a la Santísima Virgen con frecuencia diciéndola: María, nuestra Madre y nuestra Guía, porque Ella es nuestra Madre por el deseo de su Hijo Jesucristo en la Cruz, y además porque quiere ser nuestra guía en los caminos de la vida, cuando la queremos dejar que lo sea.
Para que la Santísima Virgen María pueda guiarnos, hemos de estar en una disposición hacia Ella de forma que establezcamos una filial relación, con oraciones vocales o lo que es la oración mental, comprometiéndola en todas las inquietudes, luchas, tribulaciones o necesidades que se tengan en cualquier aspecto de la vida.
San Bernardo de Claraval, Abad Cisterciense del siglo XXII, gran amante de la Santísima Virgen compuso la oración del ‘Acordaos’, que tantos beneficios espirituales ha procurado a muchas personas que han frecuentado esta oración: “Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se oyó decir, que ninguno de cuantos han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio y reclamando vuestro socorro, haya sido jamás abandonado de vos.
Animado por esta confianza, a vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me animo a comparecer ante vos. Madre de Dios, no desechéis mis suplicas, antes bien, escuchadlas y aceptadlas benignamente. Amen”.
Con mi petición de que reces a la Madre y Guía por todas las necesidades de los Hermanos que aquí no encontramos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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