Reflexión 17 de Octubre

Buenos días en el Día del Señor.
Ya hemos comentado en otras ocasiones la importancia que tiene orar con la Iglesia.
Como sabemos, la Iglesia ora en la liturgia de cada día con oraciones muy sugestivas y con repercusión para la vida de la propia Iglesia y la vida de sus fieles.
Por ello es muy interesante tenerlas en cuenta, particularmente cuando se participa en alguna de las celebraciones litúrgicas, y ser conscientes de lo que se ora, se pide y se compromete en ellas.
Aquí tenemos la Oración colecta que se rezará en la Celebración de la Santa Misa de hoy, así como en el rezo de la Liturgia de las Horas, y que todos haremos propia con el ‘amén’ correspondiente: “Dios todopoderoso y eterno, te pedimos entregarnos a ti con fidelidad y servirte con sincero corazón. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén”.
Como vemos es breve y sencilla, pero como siempre con un contenido y un sentido fascinante.
Viéndola desde la propia Fe nos encontramos pidiendo a Dios, todopoderoso y eterno, la gracia de ‘entregarnos a Él con fidelidad’ y ‘servirle con sincero corazón’, dos palabras que expresan la base de la vida del cristiano en la vida presente y que le llevaran a la participación plena de Dios en el Cielo.
Entrega y servicio, son las dos palabras clave para una relación con el Señor en correspondencia con su Amor.
La ‘entrega’ debe estar apoyada en la fidelidad, gran virtud que favorece la perseverancia que se precisa para llegar al Reino de Dios, pues dirá el Señor Jesucristo: “… pero el que persevere hasta el final, se salvará” (Mt 10,22).
El ‘servicio’, en este caso a Dios, con sincero corazón, ofrece un sentido tan maravilloso como que será lo que haremos en el Cielo por toda la eternidad, como así ya lo viven los santos que gozan en la presencia de Dios.
El servicio divino es algo tan sencillo como vivir y hacer todas las cosas sirviendo a Dios, que es en la dinámica que debe llevar la propia vida; así, no solo no te confundirás, sino que estarás en la mejor posición que se puede tener para, concluida la jornada terrenal, poder comenzar la vida eterna, porque supone continuar sencillamente como se ha llegado a ella.
En esta meditación te dejo, pero no sin antes pedirte que reces hoy al Señor Resucitado, aunque fuese solo un padrenuestro, por todas las intenciones y necesidades de los Hermanos, que volvemos a encontrarnos aquí en María, nuestra Madre y nuestra Guía.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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