Reflexión 23 de Septiembre

Buenos días en la Fiesta de SAN PIO DE PIETRALCINA.
La Iglesia nos ofrece hoy venerar la memoria de un Santo muy significativo en el siglo XX, que dio a lo largo de su vida un gran testimonio de entrega a Dios y que, como él dijera, después de su muerte, ha sido manifiesta la Gloria de Dios a través de su memoria.
San Pío de Pietralcina dijo: “Haré más desde el Cielo, de lo que puedo hacer aquí en la Tierra”, y cierto que lo está cumpliendo.
Pero quisiera fijarme en otro pensamiento espiritual, que en las circunstancias actuales nos puede ayudar mucho.
Dijo: “Cuanto más pequeños nos hacemos por la VIRTUD DE LA CONFIANZA, tanto más se abren el corazón y los brazos de Dios”.
Es esta una afirmación que nos invita a vivir esta virtud de CONFIAR EN DIOS de una forma intensa y constante, con la que solamente sale beneficiado de ella quien la practica, ya que se encuentra el CORAZÓN y los BRAZOS DE DIOS abiertos en su Misericordia hacia su persona.
Luego podrá enseñar y ayudar a los otros, para que también vivan la misma VIRTUD de la CONFIANZA.
No podemos olvidar que el mismo Señor Jesucristo le muestra a Santa Faustina la importancia de esta Virtud, pues hará firmar su Cuadro de la Divina Misericordia con la expresión “JESÚS, EN TI CONFÍO”, que se convertirá en una jaculatoria muy importante para que sea medio de oración constante.
Creo que es fácil comprender el pensamiento y su importancia del llamado popularmente Padre Pío, pues las posibilidades humanas chocan con frecuencia con barreras complicadas y hasta difíciles, tantas veces de superar, en lo moral, en lo material, ahora, en la salud por la pandemia, etc., etc., que solamente Dios puede ayudar a salvarlas.
Os invito, si no tenéis este hábito de la confianza en Dios, a que oréis con frecuencia con la jaculatoria que el Señor nos transmitió a través de Santa Faustina: JESÚS, EN TI CONFÍO, incluso agregando lo que puntualmente se quiera o necesite de su Gracia y de su Amor, 'Jesús, en Ti confío…',
San Pío de Pietralcina hubo de superar muchas pruebas que le vinieron de la propia Iglesia, por ello, hoy podemos y debemos encomendarle para que nos ayude en estos momentos difíciles, que la Iglesia encuentre los caminos de evangelización que deba recorrer para bien de todas las personas que necesitan que se les ANUNCIE el Reino de Dios o se les recuerde los caminos de la Salvación; en definitiva, la necesidad urgente de CONVERSIÓN a todos los niveles.
Te pido que reces, como cada día,  con Fe y Humildad, a María, nuestra Madre y nuestra Guía, ya en la Víspera de su advocación de la Bienaventurada Virgen María de la Merced, para que libere a todos los Hermanos de aquello que necesiten ser curados o liberados. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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